Introspección
Sonrisas abandonadas en el tiempo
y que el viento arrastra a los pies
del olvido.
Memorias secas como, hojas de roble en otoño.
Un canto a la luna que nunca escuché.
La
sonrisa del mar embravecido, que tocó las puertas de mi corazón.
Cómo
me acaricia la gaita con ese nostálgico aullar...
y entre tanto la tambora me arrulla con sus armoniosos lamentos.
Dulce
veredicto, esa cumbia;
tutti
frutty de sonidos e instrumentos.
Lo
acato sin objeción, porque mi cuerpo por sí solo responde.
Me muevo
al compás de esta brisa coqueta;
mientras
que con un mazo de vela en mis manos dibujo la senda…
me
mezclo entre la multitud sin quedar cubierta por ella
siempre
visible, siempre radiante.. Siempre Morena Bella.
Y la
cayena que Él puso en mi cabello, se encuentra intacta,
Ahhh… pero que sensación; es como si volara porque mis
pies no se ven.
Mi
pollera blanca era
pero al sonido de esa flauta rubia;
Solita
se tiño de rojo...
Colorá
se encuentra ahora y quiero que así permanezca.
Porque me iré con él, la
gaita y el tambó…
A robarle suspiros a la luna hasta que su enamorado el sol
aparezca.
Karen Mercado.
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