viernes, 23 de marzo de 2012



Introspección

Sonrisas abandonadas en el tiempo
y que el viento arrastra a los pies del olvido.

Memorias secas como, hojas de roble en otoño.
Un canto a la luna que nunca escuché.
La sonrisa del mar embravecido, que tocó las puertas de mi corazón.
Cómo me acaricia la gaita con ese nostálgico aullar...
y entre tanto la tambora me arrulla con sus armoniosos lamentos.

Dulce veredicto, esa cumbia;
tutti frutty de sonidos e instrumentos.
Lo acato sin objeción, porque mi cuerpo por sí solo responde.

Me muevo al compás de esta brisa coqueta;
mientras que con un mazo de vela en mis manos dibujo la senda
me mezclo entre la multitud sin quedar cubierta por ella
siempre visible, siempre radiante.. Siempre Morena Bella.
Y la cayena que Él puso en mi cabello, se encuentra intacta,
Ahhh pero que sensación; es como si volara porque mis pies no se ven.

Mi pollera blanca era 
pero al sonido de esa flauta rubia; 
Solita se tiño de rojo...
Colorá se encuentra ahora y quiero que así permanezca.
Porque me iré con él, la gaita y el tambó

         A robarle suspiros a la luna hasta que su enamorado el sol aparezca.

                                
                                                                               
                                                                                                                                                    Karen Mercado.

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